Sobre
Esta obra representa la llegada de la primavera, el sol del atardecer baña la piel de la figura traducida fielmente de la realidad, con un detallismo minucioso. Los márgenes del cuadro se emplean para cortar el espacio de la obra, donde el sujeto protagonista se reduce al encuadre de su espalda. De esta manera se pronuncia su carga poética habitual en el mundo de los prerrafaelitas, del mismo modo que la inspiración en la naturaleza se muestra con una representación floral abundante. Existe una coherencia cromática brillante, y la vivacidad de los colores acentúa el sentimiento de juventud en la naturaleza. La postura del cuerpo actúa como mensaje, mientras que el gesto de la cabeza enfatiza aún más su presencia ante los ojos del espectador.
Óleo sobre tabla
33 x 24 cm